La tradición dice que al ingerir tu placenta le devuelves al cuerpo todo eso que utilizó para nutrir a tu bebé por el periodo del embarazo.
Se puede consumir cruda, deshidratada, en tintura, ¡el cielo es el límite! Si bien los beneficios del consumo de placenta aún no están científicamente comprobados, no se conocen efectos negativos. La placenta sí contiene muchas hormonas y altos niveles de hierro. Nutriendo y sanando el cuerpo posparto desde el cuerpo posparto.
¿No la deseas consumir? ¿Y si la entregamos a la tierra? Permita que la magia del ritual impregne toda su experiencia posparto mientras honras nuestra esencia primitiva.